No obstante los conflictos, ese legado nutrido perduró hasta nuestros días. Ni siquiera los terremotos pudieron impedir que esa ciudad ostentara actualmente construcciones que son Patrimonio de la Humanidad, según la Unesco.
Hoy, incluso la habitan minorías judías y cristianas que se asentaron desde tiempos inmemoriales. Pero la guerra civil que hoy atraviesa Siria ya está generando nefastas consecuencias para todo ese legado histórico y cultural que dejaron milenios de existencia de Alepo.
No se tiene certeza de donde proviene el nombre de la ciudad. Está expresado en una palabra mucho más antigua que la árabe (Halab). Puede ser tan viejo como la historia humana. Alepo sólo remite al arameo, una lengua que a duras penas se conserva en el país de boca en boca. La palabra Halaba significa Blanco, aludiendo tal vez a la cantidad de mármol existente en la zona.
Alepo es ese puente del mundo antiguo con el nuevo, y de todos los mundos. Es testimonio de la humanidad. Esta, con uno de sus peores inventos, la guerra, amenaza con destruir su espíritu milenario.
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