En 1846 un tal Julian Workman recibió la cesión de la isla del gobierno mexicano a cambio de que construyera un faro en la isla; faro que todavía está en funcionamiento y que es el faro más antiguo en funcionamiento de la costa oeste. Dos años después, tras el Tratado de Guadalupe Hidalgo, California pasa a formar parte de Estados Unidos y tras una batalla legal, la isla pasa a formar parte del gobierno.
Las celdas
Debido a su alto coste de mantenimiento y a la contaminación de la bahía por las aguas residuales de los 250 presos más el personal de mantenimiento y funcionarios de la prisión. El Fiscal General Robert F. Kennedy decretó el cierre del presidio el 21 de marzo de 1963 y los reclusos fueron llevados a la cárcel de Marion, Illinois.
En 1969 la isla fue ocupada durante 18 meses por un grupo de nativos americanos de diferentes tribus que reclamaban su posesión basándose en el Tratado de Fort Laramie (1868). Durante la ocupación varios edificios fueron dañados o destruidos por los incendios, incluidos el patio de recreo, las casas cuarteles de la Guardia Costera y la casa del alcaide.
Y tras conocer la historia de este emblemático lugar, demos ahora un pequeño paseo. Algunas partes se mantienen para las visitas, de otras solo quedan las ruinas.
Las fugas
Durante sus 29 años de funcionamiento, la penitenciaría alegó que ningún preso escapó con éxito. 36 presos han participado en 14 intentos, dos personas lo intentaron dos veces; siete murieron y dos se ahogaron. La escena más violenta se produjo el 2 de mayo de 1946, cuando un intento fallido de fuga de seis presos dio lugar a la denominada “Batalla de Alcatraz”.
El 11 de junio de 1962, Frank Morris, John Anglin y Clarence Anglin llevaron a cabo con éxito una de las más complicadas fugas jamás concebidas. En la parte posterior de las celdas de los reclusos en el Bloque B (donde fueron internados los fugitivos) había un pasillo no vigilado de 0.91 metros de ancho. Los prisioneros cincelaron el hormigón dañado por la humedad de alrededor de un respiradero que conducía al pasillo, utilizando herramientas tales como una cuchara de metal soldada con plata de una moneda de diez centavos y un taladro eléctrico improvisado a partir de una aspiradora robada. El ruido era disimulado con el sonido del acordeón durante la hora de música, y el progreso de sus trabajos se ocultaba con falsas paredes de cartón que, en la oscuridad de las celdas, engañaba a los guardias.
La investigación oficial del FBI contó con la ayuda de otro preso, Allen West, que también formaba parte del grupo de los fugitivos pero finalmente se quedó. Se cree que pudo deberse a que no pudo abrir la rejilla de ventilación de su celda a tiempo o bien porque le pudo el temor. En cualquier caso, cuando West fue capaz de abrirlo, sus compañeros ya se habían marchado y con ellos la balsa, por lo que no tuvo más remedio que permanecer en su celda hasta el día siguiente, momento en el que se descubrió la ausencia de los presos. Objetos pertenecientes a los fugados fueron encontrados en la cercana isla Ángel, y el informe oficial sostiene que los fugitivos se ahogaron al intentar llegar a tierra en las aguas frías de la bahía, pero sus cuerpos nunca fueron encontrados.
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