viernes, 30 de enero de 2015

Leyes de Constantino


Leyes de Constantino

Para la familia y la sociedad
- Por primera vez, las niñas no podían ser secuestradas.
- La pascua podía ser celebrada públicamente.
- El sábado sería reemplazado por el domingo como día de reposo, mercados y oficinas públicas permanecerían cerrados. No habría restricciones para el trabajo en las granjas.

Para los castigos

- Se ordenó la pena de muerte para todos aquellos que recaudaran más impuestos de los autorizados.
- Tenía que permitirse a los prisioneros ver la luz del día.
- Los hombres condenados a morir en la arena, podía ser marcado en los pies pero no en la cara.
- Los padres que permitieran la seducción de sus hijas menores serían quemados introduciéndoles plomo fundido por la boca.
- La crucifixión sería sustituida por la horca.

Para gladiadores y esclavos

- Los juegos de gladiadores serían eliminados, esta prohibición tuvo poco efecto.
- El propietario de un esclavo podía golpearlo pero no matarlo.


Para los militares

- Continuó con la reforma que separaba el poder civil del militar. Como resultado, generales y gobernadores quedaron con menos poder que durante la época de la anarquía militar.
- Disolvió la vieja y temible Guardia Pretoriana, y en su lugar estableció los "Scholae Palatinae" (Escuela Palatina).
- Conformó cuerpos de caballería de élite, principalmente de origen germánico.
- Redujo de 5000 a 1000 infantes el número de efectivos de la legión tradicional, la principal unidad de combate del Ejército romano.

Las legendarias legiones romanas desaparecieron y fueron substituidas por cuerpos de infantería pesada muchos más reducidos, y unidades de caballería principalmente.
- Con este cambio en la política militar, ahora predominantemente defensiva, el Ejército romano se fue reduciendo y debilitando paulatinamente.

Para los oficios

- Convirtió los oficios en hereditarios, dando origen a lo que en la Edad Media serían los gremios de artesanos.

Para los colonos

- A los colonos de las granjas los transformó en siervos, sentando las bases de la sociedad feudal.
- Los colonos, eran libertos o extranjeros bárbaros que habían sustituido gradualmente a los esclavos durante el siglo anterior. La escasa productividad de la mano de obra esclava, no remunerada, y la influencia del cristianismo, religión muy extendida entre los libertos, cambió el sistema de explotación agraria.
- Las terribles hambrunas y las consiguientes pestes del siglo III, diezmaron la población, un efecto demoledor sobre la sociedad romana de la época y debilitaron el Imperio romano occidental.
- Muchos colonos abandonaron sus tierras de labranza y emigraron al este. En las fronteras muchos de ellos se convirtieron en bandidos errantes aliados con los pueblos bárbaros que esperaban su oportunidad para invadir el Imperio.
- En épocas de abundancia, era fácil negociar con los pueblos que habitaban al otro lado de la frontera y practicar los intercambios comerciales.
- Cuando el grano y los animales de granja escaseaban, los campesinos hambrientos a ambos lados de la frontera se trocaban en hordas de salvajes dispuestos a tomar por la fuerza lo que antes compraban u obtenían mediante trueques.

Para la monarquía

- Organizó el nacimiento de la monarquía absoluta, hereditaria y por derecho divino, algo hasta entonces inusual en el Imperio Romano que siempre había conservado sus estructuras republicanas.

- La fórmula monárquica absolutista, inaugurada por Constantino, y respaldada por la Iglesia Cristiana, tuvo continuidad tras la desaparición del Imperio, a lo largo de toda la Edad Media y, en muchos casos, hasta el siglo XX.

- Los monarcas medievales "Por la Gracia de Dios" y los títulos "káiser" y "zar" fueron derivadas de la palabra "césar". Además, durante el Medievo hubo varios intentos de restaurar el viejo imperio bajo la apariencia de un Sacro Imperio Romano.

lunes, 12 de enero de 2015

Hernan Cortes y los 400



En medio de un tumulto de profecías que advertían al Emperador Moctezuma II de la llegada de hombres blancos y barbudos procedentes de Oriente con la intención de conquistar el Imperio azteca, los malos augurios se materializaron con el desembarco de Hernán Cortés, 518 infantes, 16 jinetes y 13 arcabuceros en la costa mejicana en 1519. El conquistador extremeño –tras varios meses de batallas contra tribus menores en su camino hacia la capital azteca– tomó una decisión radical, destruir las naves, que delató sus intenciones: o ricos, o no volverían a Cuba.

Desde el principio de la expedición, un grupo de los españoles –los llamados velazqueños por su lealtad al gobernador de Cuba Diego de Velázquez– defendía regresar cuanto antes y no internarse más en una tierra que se consideraba dominada por el imperio más poderoso y grande de Norteamérica. Propuso Cortés ir a México. Y para que le siguiesen todos, aunque no quisiesen, acordó quebrar los navíos, cosa recia y peligrosa y de gran pérdida», narra el cronista López de Gómara sobre la decisión de Cortés. El 8 de noviembre de 1519 iniciaron el viaje definitivo hacia Tenochtitlán los 400 españoles supervivientes, acompañados de 15 caballos y siete cañones, que pasarían a la historia como los principales responsables del derrumbe del estado mexica.
400 españoles contra cientos de miles

A simple vista, podría pensarse que Cortés se creía un moderno Leónidas –el Rey espartano que frenó por unos días al imperio persa en las Termopilas acompañado de solo 300 hombres– y que tenía planeado, como el historiador mexicano Carlos Pereira describió sobre el aspecto de la expedición, inmolarse voluntariamente al espantoso Huichilobos (la principal deidad de los mexicas ). Pero las apariencias suelen engañar, el extremeño no estaba improvisando: conocía muy bien sus ventajas y había tomado nota de las debilidades de su gigantesco enemigo.

Los guerreros tlaxcaltecas se incorporaron a las tropas españolasEl Imperio azteca era la formación política más poderosa del continente que, según las estimaciones, estaba poblada por 15 millones de almas y controlado desde la ciudad-estado de Tenochtitlan, que floreció en el siglo XIV. Usando la superioridad militar de sus guerreros, los aztecas y sus aliados establecieron un sistema de dominio a través del pago de tributos sobre numerosos pueblos, especialmente en el centro de México, la región de Guerrero y la costa del golfo de México, así como algunas zonas de Oaxaca. Hernán Cortés no tardó en darse cuenta de que el odio de los pueblos dominados podía ser usado en beneficio español. En su camino hacia Tenochtitlán, los conquistadores lograron el apoyo de los nativos totonacas de la ciudad de Cempoala, que de este modo se liberaban de la opresión azteca. Y tras imponerse militarmente a otro pueblo nativo, los tlaxcaltecas, los españoles lograron incorporar a sus tropas a miles de guerreros de esta etnia.

El plan de Cortés para vencer a un ejército que le superaba desproporcionadamente en número, por tanto, se cimentó en incorporar a sus huestes soldados locales. Así, junto a los 400 españoles formaban 1.300 guerreros y 1.000 porteadores indios, que se abrieron camino a la fuerza hasta la capital. Con las alianzas del extremeño, se puede decir que la conquista de México se convirtió, de algún modo, en una guerra de liberación de los pueblos mexicanos frente al dominio azteca.

Retrato de Hernán Cortés

Además del odio común contra el terror sembrado por los aztecas, el conquistador extremeño percibió otro síntoma de debilidad en el sistema imperial y lo explotó hasta sus últimas consecuencias. Moctezuma II –considerado un gran monarca debido a su reforma de la administración central y del sistema tributario– se dejó seducir, como las serpientes, por Hernán Cortés y fue claudicando ante sus palabras, en muchos casos con veladas amenazas, hasta terminar cautivo en su propio palacio. La figura del extremeño ha sido demonizada posteriormente por este doble juego político con el cándido emperador, pero cabe recordar, así lo hacen las crónicas de Bernal Díazdel Castillo y de López de Gómara, la difícil situación en la que se encontraban los hispánicos. Estaban en una exagerada inferioridad numérica, lejos de cualquier base donde refugiarse y tratando con un pueblo que seguía practicando los sacrificios humanos.

A pesar del malestar creciente por las acciones de los conquistadores españoles, Moctezuma dirigió a petición de Cortés un discurso conciliador frente a su pueblo donde se reconoció como vasallo de Carlos I y pidió rendir obediencia a los extranjeros. No en vano, cuando los invasores planeaban su salida de la ciudad llegó la noticia de que el gobernador Diego Velázquez, desconociendo que Carlos I había dado su beneplácito personal a la empresa, confiscó en la isla de Cuba los bienes del extremeño y organizó un ejército que constaba de 19 embarcaciones, 1.400 hombres, 80 caballos, y veinte piezas de artillería con la misión de capturar a Cortés. El caudillo español se vio obligado a salir de la ciudad, junto a 80 hombres, para enfrentarse al grupo enviado por Velázquez.

Moctezuma se dirigió a su pueblo que le respondío con piedrasTras un ataque sorpresa, Cortés se impuso a sus compatriotas, que también le superaban en número por mucho, y pudo regresar meses después con algunos refuerzos a Tenochtitlán, donde encontró una ciudad sublevada contra los españoles, quienes ante los rumores de conspiración habían ordenadola muerte de algunos notables aztecas que le parecieron sospechosos. Durante unos días, los europeos intentaron utilizar a Moctezuma para calmar los ánimos, pero fue en vano. Díaz del Castillo relata que Moctezuma subió a uno de los muros del palacio para hablar con su gente y tranquilizarlos; sin embargo, la multitud enardecida comenzó a arrojar piedras, una de las cuales hirió al líder azteca de gravedad durante su discurso. El emperador falleció tres días después a causa de la herida e, invocando la amistad que había entablado con Cortés, le pidió que favoreciese a su hijo de nombre Chimalpopoca tras su muerte.

En la llamada Noche Triste, el 30 de junio de 1520, Cortés y sus hombres se vieron obligados a huir desordenadamente de la ciudad, acosados por los aztecas, que les provocaron centenares de bajas. No obstante, pocos días después se libró la batalla de Otumba, donde los españoles dieron cuenta de la superioridad militar de las técnicas europeas.
«Ellos no traen armas ni las conocen»

Si hay que señalar cuáles fueron las principales causas del éxito de la empresa de Cortés, a su capacidad de aprovechar las divisiones entre los pueblos de la región y de explotar el carácter dubitativo de Moctezuma hay que añadir la impresión que causaron las armas y las tácticas europeas sobre los aztecas. «Ellos no traen armas ni las conocen, porque les mostré espadas y las tomaban por el filo, y se cortaban con ignorancia. No tienen algún hierro», escribió Cristóbal Colón sobre los nativos que encontró en su primer viaje. Tampoco los habitantes de la región mexicana conocían el hierro y, además, sus armas estaban adaptadas a una forma de hacer la guerra que se mostró contraproducente en la lucha contra los europeos. Como en sus guerras tribales, los aztecas buscaron inmovilizar o herir, sin matar, a los españoles con armas fabricadas con huesos o de madera tratada para posteriormente trasladarlos a sus ciudades, donde celebraban con los capturados sacrificios humanos en honor a los dioses o los esclavizaban.

La forma de hacer la guerra en Occidente –matar en vez de apresar– y sus avances tecnológicos –el hierro (en su máxima forma, el acero), la pólvora y el uso de caballos– suplieron la clara desventaja numérica de los españoles y sus aliados. En la batalla de Otumba, Hernán Cortés, 400 supervivientes de la huida de Tenochtitlán y 1.000 de aliados de Tlaxacala se impusieron a 100.000 soldados aztecas seleccionados de entre su élite militar. Los historiadores militares destacan dos claves de la victoria hispánica: la actuación de la caballería ligera dirigida por Cortés, empleando tácticas desconocidas por los mexicas, y que la muerte de un general se consideraba el fin del combate en Mesoamérica.

Según la narración del cronista Díaz del Castillo, tras invocar a Santiago los jinetes españoles se abrieron paso entre sus contrincantes y Cortés derribó a Matlatzincatzin, el líder militar azteca, y el capitán Salamanca lo mató con su lanza, apoderándose del tocado de plumas y el estandarte de guerra de los mexicas. El ejército mexica rompió filas al no tener un mando y comenzó la retirada. Tras la contienda, el extremeño preparó su regreso a Tenochtitlán y a finales de abril de 1521 comenzó el asedio final a la capital, donde fueron determinantes los cañones de pólvora para someter a una ciudad de más de 100.000 habitante.

400 españoles y un millar de tlaxcaltecas se impusieron a 100.000 aztecas. Sobre el uso de la pólvora, antes de su primera visita a la capital azteca, Cortés ordenó una demostración del funcionamiento de los arcabuces frente a los emisarios de Moctezuma para que dieran fe del potencial de las armas europeas. Lo cual extendió el miedo entre la población, a quienes el simple estruendo de los arcabuces les causaba espanto. Aun así, como prueba de que su impacto fue más psicológico que tangible, los cañones y arcabuces de los soldados españoles de nada sirvieron en la Noche Triste –la mayor derrota de la Monarquía hispánica en sus primeros 50 años de conquista– ni fueron claves en la batalla de Otumba.

A raíz del asedio final de Tenochtitlán, el desgaste provocado entre los sitiados por las enfermedades llegadas del Viejo Mundo supuso el golpe de gracia para los restos de la estructura imperial. Ciertas enfermedades epidémicas desconocidas hasta entonces en el continente americano, la viruela, el sarampión, las fiebres tifoideas, el tifus y la gripe, diezmaron a la población y abrieron la puerta a la conquista de toda Mesoamérica.

jueves, 8 de enero de 2015

La toma de Calais.. 16 de abril de 1596



La toma de Calais se produjo como reacción española al tratado de Greenwich entre Francia, Inglaterra y las Provincias Unidas contra Felipe II. Según el tratado, Inglaterra y Francia formarían una confederación ofensiva y defensiva contra España, a la que estarían invitados a sumarse cualquier otra potencia interesada, Inglaterra enviaría 4.000 soldados de infantería para luchar durante 6 meses contra los tercios españoles en Picardía y Normandía, sin alejarse más de 50 millas de Boulogne-sur-Mer.


Escudo de armas del Archiduque Alberto

Estas fuerzas estarían bajo mando de Francia, que también debería hacerse cargo de su manutención. Sin embargo sus esfuerzos se vieron frustrados por toda una serie de victorias Españolas en la guerra en Francia entre 1594 y 1596 que culminaráin con la toma de Calais en 1596 por parte del Archiduque Alberto.


La toma de Calais: el Archiduque Alberto

El Archiduque Alberto fue nombrado Gobernador General de los Países Bajos Españoles ese mismo año de 1596 y en 1598 renunció al arzobispado y a los hábitos y al año contrajo matrimonio (18 de abril de 1599) con su prima hermana Isabel Clara Eugenia, hija de su tío el rey Felipe II de España, éste traspasó la soberanía de los Países Bajos al matrimonio con la cláusula de que si a la muerte de uno de los cónyuges, éstos no tuviesen descendencia, el territorio volvería a la Corona Española, como finalmente sucedió.


La toma de Calais: Paises Bajos Españoles
La toma de Calais

Así el ejército español, tras bordear el Canal de la Mancha, el 16 de abril de 1596, rodea y asalta la muralla de Calais al día siguiente. El primer intento por parte de compañías de varias nacionalidades fracasa, y el Archiduque Alberto exclama:


¿Cómo, los españoles se retiran?

A lo que le responden que no son españoles, sino de otras naciones, y que con solo tres compañías de españoles, tomarían la ciudad, al mando del Capitán Alonso de Ribera, la ciudad fue tomada, en tan solo una hora.

Olimpia de Épiro..Madre de Alejandro Magno



Olimpia de Épiro..fue reina de Macedonia y madre de Alejandro Magno, pero poco mas sabemos de este importante personaje histórico. La biografía consagrada a Filipo II y sus siete esposas, escrita por Sátiro de Calaris y que sería una importante fuente para conocer más sobre esta mujer, desapareció hace siglos. Además, la mayoría de las noticias que tenemos sobre Olimpia de Épiro son contrarias a su figura; destaca Casandro, enemigo de la reina y quien la caracteriza como una mujer violenta y neurótica, aficionada a la brujería y llena de supersticiones.


Medallon de Olimpia de Épiro

Con todo, no podemos dejar de apreciar su importancia en el contexto de la Macedonia antigua, no sólo como madre de Alejandro, quien a su muerte sería venerado como un dios, sino como una mujer que traspasó los roles de género que tradicionalmente asignamos a la Grecia antigua.
Olimpia de Épiro: origen y llegada a Macedonia

Nacida hacia el año 375 a.C. y de nombre Polixena, era hija de Neptolemo I de Épiro, rey se los molosos. Su lugar de nacimiento se situaba al noroeste de Grecia y era una tierra fundamentalmente dedicada a la agricultura.

Huérfana de padre y madre, se crió al cuidado de su tío Arribas, sucesor de Neptolemo. Con 19 años marchó a Macedonia, donde contrajo matrimonio con el rey Filipo II, cambiando su nombre por el de Myrtale y convirtiéndose en su esposa principal (que no primera).


Filipo II

Años después volvió a cambiar de nombre, adoptando el de Olimpia en honor a la victoria obtenida allí por los caballos de su esposo el mismo día del nacimiento de Alejandro.

Filipo y Olimpia de Épiro tuvieron también una hija, de nombre Cleopatra, nacida en el año 353 a.C. Junto a los dos vástagos reales se crió Alejandro de Épiro, hermano menor de la reina y que se convertiría en rey de Épiro.
Olimpia de Épiro: acción política y otras intrigas

La vida de Olimpia de Épiro fue más allá de la reclusión doméstica tradicionalmente asignada a las mujeres griegas. En política, su objetivo principal fue el de asegurarse de que su hijo Alejandro ocupase el trono de Macedonia una vez muerto Filipo. Se trataba de un camino lleno de obstáculos.


Alejandro Magno

Si bien los griegos consideraban a los macedonios, a pesar de ser muy parecidos a ellos, como unos bárbaros -lo que haría que tanto Filipo como Alejandro tuvieran siempre dificultades en su intento de unificar los pueblos griegos y expandirse hacia otros territorios-, lo mismo ocurría entre Macedonia y Épiro.

Cierta parte de la corte macedónica siempre vio a Alejandro como a un bastardo real hijo de una extranjera, y por tanto no merecedor del trono. Por otro lado, Olimpia de Épiro no era la única esposa de Filipo y Alejandro no era su único hijo varón, por lo que cualquier cambio de opinión o favorito en el monarca podía hacer perder al futuro Magno su posición.

Además de sus juegos políticos, Olimpia de Épiro estuvo toda su vida rodeada de rumores e intrigas. Existía la sospecha de que tenía amantes, de que participaba en orgías y de que tenía inclinación por las serpientes domesticadas, afición proveniente del culto tracio primitivo.

En el año 337 a.C. Filipo II decidió repudiar a Olimpia de Épiro que dejó de ser reina para ocupar solamente el papel de madre del heredero. El monarca macedonio contrajo entonces matrimonio con Cleopatra-Eurídice, sobrina de su amigo Atalo, oficial del ejército.

En ese momento Olimpia de Épiro decidió regresar a su lugar natal, Épiro, donde ya gobernaba su hermano. Al mismo tiempo, la posición preeminente de su hijo se tambaleaba: si Cleopatra y Filipo tenían un hijo, el monarca podía decidir darle a éste el primer puesto en la sucesión dinástica, con lo que el objetivo por el que Olimpia había luchado no se cumpliría.
Olimpia de Épiro: muerte de Filipo y regreso a Macedonia

A finales del año 336 a.C. Filipo II moría asesinado, hecho que hizo que Olimpia de Épiro regresara a Macedonia, al parecer sin mostrar tristeza. Empezaron a extenderse los rumores de que la antigua reina había provocado la muerte del rey para favorecer a Alejandro, más cuando poco después fallecieron Cleopatra y la criatura que ésta había tenido con Filipo.

Si bien no hay nada claro con respecto a la muerte de Filipo, el asesinato de su última esposa y de la descendencia de ambos sí parece que fue obra de Olimpia de Épiro. Según nos cuenta Justino, Alejandro habría reprochado esta acción a su madre, aunque más tarde él mismo mandó ejecutar a todas aquellas personas relacionadas con Filipo y Cleopatra que habían sido colocadas en puestos de importancia en el reino.


Busto de Olimpia de Épiro

En el año 334 a.C. Olimpia de Épiro se despidió de su hijo, que marchaba a la conquista de Asia, quedando como principal gobernante del reino. En su contra tenía a Casandro, miembro de la corte que había sido favorable a Filipo, que recelaba de Alejandro y que intentó deshacerse de ella por distintos medios.

La muerte de Alejandro la dejó sola. Intentó entonces garantizar la subida al trono de su nieto Alejandro, hijo del Magno y de Roxana. Pero Casandro aprovechó la coyuntura de indefensión de Olimpia de Épiro para cargar contra ella, consiguiendo que fuese ejecutada en el año 315 a.C.
El legado de Olimpia de Épiro

A pesar de la poca documentación con la que contamos para hablar sobre Olimpia de Épiro y los pocos trabajos historiográficos que su vida ha generado, lo cierto es que se trata de un personaje que provoca curiosidad y controversia. De ella se nos ha transmitido la imagen de una mujer vengativa, sibilina y ambiciosa, imagen no sólo presente en las crónicas de sus enemigo.

Pero, si indagamos un poco más, podemos apreciar que la actitud de Olimpia de Épiro no difiere de la de muchos otros personajes de la Antigüedad, capaces de todo por satisfacer sus ambiciones. Es más, debemos considerarla como una mujer que trascendió el papel tradicional asignado a las mujeres de su época al intervenir en los asuntos políticos y no conformarse con el rol de reina consorte.

Hannón el Grande contra los Barca

Hannón el Grande, el traidor de Cartago

Hannón el Grande, ganó su apellido haciendo grandes conquistas de territorios para Cartago en áfrica, enriqueciéndose en extremo y haciéndose con el control del partido oligárquico de Cartago. Sin embargo, tan prometedor inicio no podía hacer preveer a nadie lo mucho que iba a perjudicar Hannón los intereses de su patria, ya que desde el mismo instante en que se enriqueció, ya sólo pensó en él mismo y en como conservar su riqueza.



Decidido a mantener su fortuna, se opuso a la Primera Guerra Púnica contra Roma, ya que no tenía ningún interés comercial en el mar, dado que sus riquezas provenían de sus grandes posesiones terratenientes en África. No supo ver, que la pérdida del control marítimo en favor de Roma, sólo podía ser perjudicial para su patria.

Amílcar Barca, padre de Aníbal, consiguió muchos éxitos contra los romanos, sin embargo, Hannón conspiró desde la sombra para finalmente conseguir que se desmontase la flota cartaginesa, que costaba muchísimo dinero a las arcas de la ciudad, lo que propiciaría la derrota de Cartago tres años después.


La Flota Cartaginesa

No contento con esto, se negó a pagar a las tropas mercenarias que habían luchado con Amílcar Barca, por lo que estalló una sublevación a que fue incapaz de sofocar. Acudió entonces al general que al que tanto había perjudicado, Amílcar Barca, que una vez mas demostró su valía y derrotó a los sublevados.


Hannón el Grande anunciando que no hay dinero para los mercenarios

Empeñado como estaba en conservar su fortuna, encabezó la facción pro-romana durante la Segunda Guerra Púnica, y su avaricia le llevó a negar los refuerzos que tanto necesitaba Aníbal, tras su aplastante victoria sobre los romanos en la batalla de Cannas.


Batalla de Cannas

Cuando Aníbal fue finalmente derrotado en la batalla de Zama, Hannón, como no, encabezó la comisión del Senado de Cartago encargada de firmar la paz con Roma.

Aníbal intentó vengarse cuando fue elegido sufete, promulgando toda una serie de leyes que perjudicaban claramente a Hannón, pero éste se las ingenió para agitar a los oligarcas cartagineses, que veían con temor las reformas democráticas que estaba emprendiendo Aníbal, consiguiendo que Aníbal fuese desterrado de la ciudad y perseguido por los romanos.