"El Rey Católico, por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillos de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno. Pero, para evitar cualquiera abusos y fraudes en la introducción de las mercaderías, quiere el Rey Católico, y supone que así se ha de entender, que la dicha propiedad se ceda a la Gran Bretaña sin jurisdicción alguna territorial y sin comunicación alguna abierta con el país circunvecino por parte de tierra.
       Pero si se aprehendieran algunas mercaderías introducidas por Gibraltar, ya para permuta de víveres o ya para otro fin, se adjudicarán al fisco y presentada queja de esta contravención del presente Tratado serán castigados severamente los culpados. Y su Majestad Británica, a instancia del Rey Católico consiente y conviene en que no se permita por motivo alguno que judíos ni moros habiten ni tengan domicilio en la dicha ciudad de Gibraltar, ni se dé entrada ni acogida a las naves de guerra moras en el puerto de aquella Ciudad, con lo que se puede cortar la comunicación de España a Ceuta, o ser infestadas las costas españolas por el corso de los moros. "El irredentismo español frente al equilibrio de Utrecht:
Establecido Felipe V en el trono español, no podía aceptar la pérdida de los territorios mediterráneos, vinculados a la vida española desde hacía siglos, y aprovechó todas las ocasiones y coyunturas internacionales para conseguir el irredentismo de Cerdeña, Sicilia y Nápoles. Cuidadosamente preparada la empresa, aprovechando la lucha que el emperador sostenía con los turcos, una flota salida de Barcelona ocupó fácilmente Cerdeña en julio de 1717.
ruptura del equilibrio de Utrecht:
Integrada España en el bloque de Hannover, Patiño, para favorecer el irredentismo en Italia, buscó la alianza francesa. En noviembre de 1733 se firmaba entre España y Francia el Primer Pacto de Familia, aprovechando la guerra de sucesión de Polonia, en la que Austria estaba comprometida. Un ejército español, mandado por don Carlos, protegido desde el mar por la escuadra, penetró en Nápoles y venció a los austriacos en Bitonto, proclamándose al infante soberano de aquel reino (mayo de 1734). Desde allí se efectuó un desembarco en Sicilia, cuya conquista fue igualmente fácil, por la adhesión del pueblo (septiembre de 1734) y don Carlos fue igualmente proclamado rey en Palermo. El tratado de Viena (1735) puso fin a la cuestión polaca y Austria aceptaba a don Carlos como rey de Nápoles y Sicilia, pero con la condición de abandonar los ducados de Parma, Plasencia y Guastalla. La alianza hispano-francesa y, sobre todo, la represión del contrabando británico en América, fue ocasión de una breve guerra entre España e Inglaterra (1738-1740) llamada de la Oreja de Jenkins. Esta guerra empalmó con la conflagración europea, provocada por la sucesión a la corona de Austria a la muerte de Carlos VI (1740). Mientras Prusia se enfrentaba a Austria para apoderarse de Silesia, Inglaterra aprovechó la ocasión para asestar un golpe definitivo a la potencia colonial francesa. Francia se atrajo a España (Segundo Pacto de Familia, 1743). Las tropas franco-españolas lucharon en Italia con ventaja contra sardos y austriacos, pero en 1746 falleció Felipe V, sucediéndole su hijo Fernando VI. Isabel de Farnesio quedaba desplazada, y la diplomacia francesa, a espaldas de España, pactó primero con el rey de Saboya, y después con Inglaterra y Austria, concertando la paz en Aquisgrán (1748), que reconocía solamente al infante don Felipe los ducados de Parma y Plasencia. España, justamente enojada, tuvo, sin embargo, que aceptar la paz. Podría hablarse, con toda justeza, de una neutralidad armada pues España aprovecha el respiro de la paz para desarrollar a toda marcha su Marina, a fin de poderla enfrentar con la inglesa. Esta fue la obra callada y tenaz del marqués de la Ensenada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario