miércoles, 22 de mayo de 2013

Incitatus..el caballo del Cesar


La Historia de la Humanidad es también la historia del caballo, el animal más bello de la creación y el que, sin duda, prestó más y mejores servicios al hombre, como lo demuestra cualquier pasaje o cualquier página de cualquier relato o cualquier siglo.
Ya decía Rubén Darío que "No se concibe a Alejandro Magno sin "Bucéfalo"; al Cid, sin "Babieca"; ni puede haber Quijote sin "Rocinante", ni poeta sin "Pegaso".
Pero la verdad es que Rubén Darío se quedó corto, pues aparte de los caballos por el nombrados hay todavía muchos nombres célebres de los que aquí vamos a hacer mención y que dejaron su huella en la Historia del Hombre.
Incitatus (en latín, Impetuoso) fue el caballo preferido de Calígula (12-41 dC). Se trataba de un caballo de carreras que había nacido en Hispania, de donde en esa época se importaban a Roma cerca de 10000 equinos cada año.



La devoción de Calígula por su caballo llegaba a extremos ridículos. En un primer momento mandó construirle una caballeriza de mármol con pesebres de marfil para su uso exclusivo, pero pronto llegó a darle toda una villa con jardines y 18 sirvientes para su cuidado personal. Dormía con mantas de color púrpura (el tinte más caro en la Antigua Roma, reservado a la familia imperial) y llevaba collares de piedras preciosas. Posteriormente, Calígula otorgó a Incitatus el título de sacerdote y cónsul de Bitinia. Este hecho ha sido tradicionalmente interpretado como fruto de la demencia del emperador, pero lo cierto es que la actitud servilista y pusilánime de los senadores del reinado de Calígula bien pudiera haber influido en dicho nombramiento, volviéndolo un hecho irónico que denotaría el sarcástico desprecio de Calígula hacia las instituciones públicas del Imperio.

Como caballo de carreras que era, Incitatus participaba en las competiciones celebradas en el hipódromo de Roma. La noche anterior a una competición, el emperador dormía junto al animal y se decretaba un silencio general que nadie podía violar en toda la ciudad bajo pena de muerte, con el fin de que el caballo descansase correctamente. Al parecer, Incitatus sólo perdió una carrera en su vida, tras la cual Calígula ordenó al verdugo que matase lentamente al auriga para asegurarse de que sufriera.

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