miércoles, 8 de mayo de 2013

La Rep de Roma y la magistratura



Tras la caída de la Monarquía, por una revolución, asumen el poder, Bruto y Tarquino Colatino, dando origen al Consulado. 
 l poder político quedó en manos de los patricios, que organizaron un gobierno que trató de evitar la concentración de los poderes del estado, dividiéndolo en magistraturas. Estas eran electivas (el magistrado nombra al magistrado), anuales (a diferencia de las monarquías que eran vitalicias), y colegiadas, pues las desempeñaban dos o más titulares. Eran gratuitas, o sea, que para ocupar algún cargo debía tratarse de una persona adinerada.
Los principales magistrados eran los Cónsules, en número de dos, que gobernaban alternativamente, pero mientras uno ejercía el poder el otro también opinaba. En caso de desacuerdo, predominaba la idea del opositor, quien ejercía la intercessio, o sea, el derecho a veto. Los Cónsules dirigían el Estado y en tiempos de guerra, eran jefes del ejército.


El resto de los cargos era desempeñado por los siguientes magistrados, al principio todos patricios:

La Pretura: La integraban dos Pretores, que tenían por función, principalmente, la de administrar justicia, ordenando y dirigiendo el proceso, pero no dictaban sentencia, ya que esto último era atributo del Juez.

La Cuestura: Integrada por diez miembros, que administraban el tesoro público y sustanciaban los procesos capitales, como los que derivaban del parricidio, o de cualquier otro, que tuviera como sanción la pena de muerte.

La Edilidad Curul, formada por diez integrantes, tenían funciones de inspección y policía.

La Censura, se componía de cuatro censores, que duraban dieciocho meses en sus funciones. Eran elegidos por los Comicios Centuriados, a propuesta de los Cónsules, cada cinco años, para hacer el censo de los ciudadanos de acuerdo con su fortuna. Nombraban a los Senadores y podían removerlos en caso de mala conducta.

Existía también una magistratura extraordinaria: la Dictadura, designada en caso de peligro exterior o de grave conmoción interna, para lo cual el Senado dictaba un senadoconsulto, autorizando a los Cónsules a nombrar un Dictador, que nunca debía ocupar el cargo por más de seis meses. El nombramiento de un Dictador, significaba la suspensión de las demás magistraturas ordinarias.

Existía una carrera de los honores. Se iniciaba, para los ciudadanos, sirviendo en el ejército, como Tribunum Militum, o sea, como Comandante o Jefe de legión. A los 27 años, se podía aspirar a la Cuestura; a los 40, a la Pretura y a los 43, al Consulado. La Edilidad Curul, generalmente se ejercía entre la Cuestura y la Pretura.

Además de las magistraturas, seguían existiendo las dos instituciones que habían nacido con la Monarquía: el Senado y los Comicios.

El Senado adquirió en este período gran poder, por ser sus miembros vitalicios, a diferencia de los magistrados, recayendo por lo tanto, en ellos, la responsabilidad de la continuidad política de Roma. El número de sus miembros fue aumentando, ya que en los comienzos de la República fueron trescientos, en época de Syla, seiscientos, elevándose con Julio César, a novecientos, llegando a ser mil, en época de Marco Antonio.

Las funciones del Senado republicano fueron las de negociar tratados de paz o declarar la guerra, juzgar e imponer castigos a los magistrados, a quienes también asesoraban, supervisar el culto, las finanzas públicas y dictar senadoconsultos, decisiones tomadas en sesiones públicas, donde votaban todos los Senadores, en virtud de propuestas de los magistrados, quienes generalmente acataban estas decisiones, que sin embargo, recién tendrán fuerza de ley, o sea, serán obligatorias, en la época imperial.

Los Comicios, reuniones populares, se dividían en:

Comicios por Curias: Estaba integrado sobre la base de las tres tribus originarias que formaron Roma, teniendo por función dar solemnidad a la designación de los principales magistrados y ejercer el control sobre actos relacionados con la organización familiar.

Comicios por Centurias: creados por el Rey Servio Tulio, que los organizó de acuerdo a la fortuna de sus miembros, votaban las leyes y elegían los magistrados superiores.

Comicios por tribus: organizados según el lugar de su residencia, designaban a los funcionarios inferiores, adquiriendo posteriormente, poder legislativo, función que irá creciendo en detrimento de la misma facultad que hasta entonces, contaban los comicios por centurias.

En este período se agudizó el conflicto patricio-plebeyo, y estos últimos van conquistando crecientes derechos. Se logra la creación del tribunado y edilidad plebeyos, luego del retiro al monte Sacer (495 a. C.), culminando sus conquistas con la llegada del plebeyo Tiberio Coruncanio al Pontificado máximo (300 a. C.).

Roma se extendió por las conquistas, sobre todo, luego de las guerras púnicas, contra Cartago. Las continuas guerras implicaron el empobrecimiento de la población, por los altos tributos que debían abonarse, para mantener los ejércitos. Los campesinos debieron desprenderse de sus tierras, a favor de los patricios, formándose grandes latifundios. Las reformas agrarias, que intentaron realizar los hermanos Graco, resultaron infructuosas, quedando el pueblo dividido en tres grupos: a) La aristocracia terrateniente, b) Los acaudalados comerciantes y c) El proletariado empobrecido.

En los últimos años de la República, se produjeron guerras civiles, originadas por la aparición de dos caudillos, con intereses contrapuestos: Mario y Syla.

En el año 100 a. C., el Cónsul Cayo Mario, se inclinó por la defensa de los intereses de la nobleza, luego de haber sido defensor de la plebe, cayendo su gobierno en el desprestigio.

En el año 90 a. C., Syla, de origen noble, ex lugarteniente de Mario, fue proclamado por el Senado, Dictador, encargado de dictar leyes y organizar la Constitución.

En el año 60 a. C. se formó el Primer Triunvirato, conocido con el nombre de “Monstruo de tres cabezas” formado por Julio César, el estadista, Pompeyo, el militar, y Crasso, el capitalista. Crasso murió y Pompeyo intentó derrocar a Censar, pero éste lo derrotó en los campos de Farsalia (48 a. C.).

Julio César asumió el mando, siendo designado dictador perpetuo, asumiendo paulatinamente, todo los poderes, hasta convertirse en el Divino Protector de Roma.

Julio César fue asesinado en el año 44 a. C., disputándose a sucederlo, Marco Antonio, amigo y colaborador de César, y Cayo Octavio, que había sido adoptado como hijo por Censar. Ambos formaron junto a Lépido, el Segundo Triunvirato.

Eliminado Lépido, Antonio y Octavio, se repartieron los territorios, correspondiéndole a Antonio el Oriente y a Octavio el Occidente, pero en la batalla de Actium, Octavio venció a Antonio, quedado como jefe absoluto. Así comienza el Imperio, en el año 27 a. C. con la asunción de Octavio como emperador, con el título de Augusto.
Patricios y plebeyos: conflictos sociales. 
Patricios y plebeyos 

Existían en Roma dos clases sociales muy diferenciadas e inamovibles: patricios y plebeyos. Los primeros constituían la clase privilegiada y en los comienzos de la historia de Roma, sólo ellos eran ciudadanos y tenían la posibilidad de votar en los comicios curiados.

Su origen se remontaba a los fundadores de Roma, de los que se consideraban descendientes. El resto de la población, los plebeyos, que conformaban la mayoría, eran los que luego fueron incorporándose a la ciudad.

Una clase intermedia era la constituida por los clientes, que eran plebeyos unidos a un patricio por un vínculo que establecía entre ellos derechos y obligaciones. El patrono debía proteger al cliente con asesoramiento legal y representación jurídica, y el cliente debía prestar su colaboración, incluso económica.

Al deponerse el gobierno monárquico, el control político quedó en manos de los patricios, pero los plebeyos, acrecentados en su número y en algunos casos, en riqueza, originaron un largo conflicto en pos de sus intereses.


Los plebeyos adquirieron la ciudadanía, con la creación de los comicios centuriados, luego de la reforma impuesta por el rey Servio Tulio, que clasificaba a la población de acuerdo a su fortuna, y dónde se votaba por centuria, entendiéndose por tal, al número de familias que pudieran aportar cien soldados. Lejos de significar una mejora, integrar los comicios les traía aparejados una serie de obligaciones, como integrar el ejército o pagar impuestos, pero no podían integrar el Senado o las magistraturas o contraer enlace con patricios. Los plebeyos pobres se veían aún más perjudicados, pues ahora, incorporados al ejército, debían abandonar sus pequeñas plantaciones, lo que los conducía a la ruina material.

Cansados de la discriminación a la que se veían sometidos, en el año 494 a. C, se retiraron hacia el monte Aventino, para radicarse allí y constituir una nueva ciudad.

Merced a la mediación de Menenio Agripa y tras lograr la concesión de la creación del Tribunado de la Plebe, cuyos miembros fueron considerados sacros e inviolables, en defensa de sus derechos, volvieron a Roma. Como cargo auxiliar surgen los Ediles de la Plebe.

La función de los tribunos de la plebe era importante ya que ejercían derecho de veto (intercessio) por el cual podían oponerse a las medidas que se tomaran en desmedro de sus intereses. Incluso, ellos mismos, podían votar normas, llamadas plebiscitos.

La sanción de la ley de las XII Tablas, en el año 450 a. C., primera ley escrita, significó la igualdad jurídica para ambos sectores, regulados por sus disposiciones.

Lograron con la ley Canuleia abolir la prohibición de contraer matrimonio entre patricios y plebeyos (445 a. C.).

Pudieron en el año 367 a. C, acceder al Consulado y luego ocupar las demás magistraturas e integrar el Senado.

En el año 300 a. C, se dictó un plebiscito, conocido como ley Ogulnia, que permitió a los plebeyos integrar los Colegios de Pontífices y Augures, siendo Tiberio Coruncanio el primer plebeyo en ocupar el Pontificado máximo.

A pesar de todos los logros obtenidos, no pudo establecerse la igualdad social en Roma, ya que surgió otra diferenciación de clases. Con el matrimonio entre los hijos de patricios y de plebeyos ricos surgió una nueva aristocracia, ahora diferenciada, en virtud de la fortuna, del resto de la población, con derechos, pero empobrecida.

La esclavitud en la Antigua Roma.
 

Es casi imposible imaginar Roma, y no pensar en la esclavitud, aún en sus tiempos más remotos, entendiéndose por esclavo al ser humano privado de su libertad, por estar sometido a la potestad de un amo. El esclavo es, en Roma, un hombre pero no una persona, ya que no está alcanzado por las normas jurídicas, que no le imponen derechos ni obligaciones. Es una cosa, un objeto, una mercancía, por lo tanto, se puede comprar y vender.

Sin embargo, Roma, no puede considerarse esclavista hasta mediados del siglo III a. C., cuando inició la conquista de un imperio más allá de sus fronteras.

En un principio, los esclavos, poco numerosos, convivían en la casa familiar, compartiendo el culto y los trabajos. Es a fines del siglo III a. C., cuando el número de esclavos aumenta, como consecuencia de las guerras de conquista, se los mantiene alejados de la casa familiar y crece la tensión en relación al sometimiento.


Había diferencias sociales entre los mismos esclavos. No era lo mismo ser esclavo por motivo de guerra, que ser nacido de mujeres esclavas. Estos últimos recibían el nombre de vernae y gozaban de cierto prestigio que los distinguían de los primeros, que no habían nacido en esa condición, habiendo sido convertidos en tales, por causa de la guerra.

Otro modo de obtener esclavos era el abandono de niños, quienes los recogían eran libres de hacerlos esclavos si así lo deseaban.

También el comercio a larga distancia, con pueblos y comunidades más allá de las fronteras del imperio, era para Roma un modo más de abastecimiento de nuevos esclavos. El historiador Procopio constató la costumbre de los comerciantes romanos de cambiar sal y granos por esclavos. Otro medio, era la piratería.

Para aquellos que se convertían en víctimas de guerra, el salto brusco y repentino de un estado de libertad a un estado de servidumbre, de ser dueños de sus actos, a convertirse jurídicamente en res (cosa) debía ser aniquilador.

En el año 22 a. C., dos tribus hispánicas, los satures y los cántabros, se rebelaron contra el poder romano. Rápidamente fueron contenidos y reducidos a la esclavitud, pero muchos prefirieron el suicidio antes que el sometimiento.

Los romanos también podían caer en esclavitud si otros pueblos los vencían. Así, en el año 28 d.C., un contingente de 400 tropas romanas, se dio muerte antes de arriesgarse a ser conquistados por los frisones.

No había ninguna actividad que les estuviera prohibida, salvo el servicio militar.

La libertad de un esclavo podía obtenerse a través de la manumisión, ya sea pública, otorgada por el estado o privada, a cargo de los dueños, por ejemplo, a través de un testamento o inscribiéndolos en el censo. Obtenida la manumisión, pasaban a convertirse en libertos, y algunos llegaron a ocupar cargos y obtener riquezas.

Las guerras de conquista obligaron a que muchos hombres adultos, tuvieran que incorporarse a las legiones, por un lapso mínimo de siete años. Muchas familias de campesinos quedaron así privadas de la fuerza de trabajo.

Muchos ricos y poderosos, invirtieron en tierras italianas y muchos campesinos empobrecidos debieron abandonar sus tierras, siendo sustituida la mano de obra campesina por la esclava.

En el año 136 a.C. acaeció en Sicilia una importante sublevación de esclavos que fue sofocada. Disturbios similares sucedieron en el resto de Italia, y Roma se enfrentó con una nueva amenaza.

Espartaco, un gladiador Tracio, de una escuela de gladiadores de Capua, en el año 73 a. C., escapó y logró constituir un ejército de esclavos fugitivos, aproximadamente de 120.000 hombres, concentrados en el monte Vesubio. Se apoderó prácticamente de toda la Italia meridional, entre matanzas y saqueos.

En el año 72 a. C. derrotó los ejércitos de los cónsules Cornelio Léntulo y Lucio Gelio. En el año 71 a. C., Marco Licinio Craso venció a Espartaco en Bruttium, terminando la rebelión con la muerte de Espartaco y la crucifixión de 6.000 esclavos. A lo largo de la vía Apia, hileras de cruces llegaban de Roma a Capua. Pompeyo terminó con las bandas de rebeldes que se habían salvado.

En general, la resistencia no era revolucionaria, ya que la mayoría de esclavos no estaba casi nunca motivada por imperativos ideológicos que hicieran referencia a cambios políticos y sociales, sino que solo trataban de protestar contra el sufrimiento y vengarse de sus propietarios.

Calístrato nos cuenta que los esclavos que conspiraban contra la seguridad de sus amos eran generalmente quemados vivos como castigo, lo que significa que las conspiraciones de este tipo no eran escasas.

En la antigua Roma, nunca se produjo la abolición de la esclavitud, aunque, sobre todo, en el Principado, obtuvieron una serie de mejoras.

Luego del cristianismo, siguió manteniéndose como institución, aunque mitigada en su rigor, pero reconocida como voluntad de Dios. Dijo San Agustín, que la esclavitud era el castigo que Dios imponía al pecado. A los esclavos devotos, las enseñanzas de obediencia y sumisión les bloqueaban automáticamente la posibilidad de reivindicar su libertad. En este período se establecen concesiones, como la prohibición de marcar con hierro candente la cara de los esclavos o la calificación de homicida a quien causare la muerte intencional del esclavo. Los niños esclavos que fueran abandonados al nacer, fueron libres a partir de emperador Constantino.

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